Amaneció en Madrid soleado, pero con una chispita de aire. Nos montamos en el coche Carlos "zapato veloz", mi padre y yo. Llegamos a Cuenca sobre las 8,45 y todo hacia presagiar que iba a hacer musha caló. Recogimos los dorsales tranquilamente, volvimos al coche para ponernos los aparejos de correr y empezamos a calentar.
En la salida, nos colocamos en la parte media. Los primeros kilometros transcurrieron por la ciudad. Había tantos corredores que íbamos llenando las calles, hasta que la carrera empezó a ponerse cuesta arriba. Cuando pasé por debajo del puente de San Pablo, todavía tenía fuerzas para saludar a los turistas que estaban en él. Sin darnos cuenta la carrera picaba hacia arriba, y el ritmo se hacia cada vez más lento. En el avituallamiento del km 6 me sacudí el calor que llevaba encima.
Carlos en pleno esfuerzo.
|
Alrededor del km 7 giramos a la izquierda en un cruce, y los parajes que antes eran verdes y frondosos se convirtieron en tonos grises asfixiantes. Mientras más se empinaba la carrera, más bajaba la mirada al asfalto. La subida era dura, pero el calor la hacia más dura todavía. Estaba sufriendo de lo lindo cuando todo empezó a suavizarse. La pendiente me dió un respiro antes de acometer otra fuerte subida. Era una zona de toboganes. Curva a derechas, subida; curva a izquierdas, bajada. Después de esa segunda subida dura venía otra zona de rompepiernas.
Después del tercer avituallamiento, tocaba bajar. Todo lo que había subido en unos 12 km lo iba a bajar en 2 ó 3 km. Sabía que la bajada era rápida y peligrosa (por el empedrado), pero no tan rápida como fué. Dejé fuerzas para bajar a todo trapo, y así lo hice. Parecía que iba sin cadenas. Cogí la parte central de la calle que tiene un carrilillo de baldosas grandes, y empecé a adelantar a corredores como el que come pipas (uno tras otro). La bajada es rapidísima y muy emocionante, por que está llena de gente que te anima. Muchos eran turistas. Bajar por allí, a toda velocidad, con la gente animando y rodeados de monumentos es verdaderamente emocionante. Cuando dejas la bajada y coges el llano para llegar a meta, notas en las piernas como si estuvieses subiendo el Anglirú.
Juan y Carlos con la bolsa |
Llegar a meta se hace fácil con la gente animando. Te dejas llevar y el público te lleva. Una vez entras en meta, después de estirar un poco, recoges tu bolsa del corredor, que te la has ganado a pulso. La bolsa es otra gran sorpresa, ya que, aparte del agua, la fruta, los refrescos, etc. que te dan en las demás carreras, en esta, nos dieron una botella de aceite de oliva virgen extra de La Alcarria y, además, una camiseta técnica muy bonita y original, de la cual deberían aprender otras carreras. Y todo esto por sólo 12€ de inscripción. En otras pagas más, y te dan bastante menos. Llegué a meta con un tiempo neto de 1h07´49´´en el puesto 321. Y Carlos, 1h16´44´´ en el puesto 761. El año que viene tendremos que bajar ese tiempo.
Juan y Carlos con la "peazo" camiseta |
En conclusión, bonita y buena carrera. Os animo a que acudáis alguna vez a correrla. Si sois corredores no os la podeis perder.
También quería darle las gracias a mi padre (Jose Bravo), por venirse con nosotros y animarnos. Él es un ciclista que en los años 80 le pegaba, y bastante bien, a esto del correr. En esa época había pocas carreras y el correr no estaba ni visto (ni bien ni mal). Le animo desde aquí a que siga en forma a sus sesenta y pico años.
Espero que esta crónica le sirva de guía a alguién y se anime a probarla. Nosotros volveremos el próximo año, pero con refuerzos.
Un saludo a todo el club EINDE y a sus fans jajajajajajajaja aaaaaaaaaaaaaaadios
Muy buena crónica "9 dedos", venga que nos estamos animando, tenemos pique de cronistas, jajaja,
ResponderEliminarbesos a las fans