DUATLON 25 ANIVERSARIO VILLA
DE MADRID 2016
Domingo 10 de abril quedo con mi
padre, mi fiel seguidor a todas las locuras que se me ocurre apuntarme.
El año pasado decidí que desde abril
hasta septiembre mi temporada consistiría en prepararme para los triatlones y
duatlones. Una disciplina que cada vez me gusta más. Con el consejo del presidente, aposté por
este duatlón que permitía usar la bici de carretera (que falta me hace).
Como desde hace un año, cuando
llega la opción de competir en duatlón o triatlón siempre avisamos al Gran Jose
Keniata apodado “La Gacela” y por supuesto no dudó en apuntarse. En este caso
solo asistimos Jose y yo.
Quedamos a las 8.00 en este gran
espacio que tenemos en Madrid que es la Casa de Campo. Para recoger los dorsales y colocar las
bicicletas, la verdad que fue demasiado pronto, pues se disputaba el Duatlón
Corto (10 km-40-5 km) y encima era válido para el campeonato de Madrid. Así que
tuvimos que esperar un rato para poder colocar las bicis. Colocamos el material
y lo revisamos bien para no repetir errores de otras pruebas. Lo dejé colocado
y listo para no perder más tiempo del necesario en las famosas transiciones.
Aprovechamos para tomarnos unos
zumos, para que la espera se hiciera más amena. Entramos en un bar pues la
mañana se levantó fresquita. Estuvimos comentando los ritmos que teníamos
pensado y decidimos ir cada uno al nuestro.
Nosotros habíamos decido competir
en el sprint (5 km-20 Km-2,5 km), para ir empezando poco a poco e ir cogiendo
buenas sensaciones para el primer objetivo de la temporada. Sobre las 10.00 nos
fuimos a prepararnos, poner el dorsal, térmica y las zapas para correr. Nos
colocamos en nuestro cajón de salida con una puntualidad increíble. Había tres
salidas federados, chicas y la nuestra que era a las 10:36. Se nota que estaba
la mano de la federación Madrileña de Triatlón de Madrid como organizadora.
Tal y como habíamos planeado mi
entrenador y yo, decidimos ir a muerte los primeros 5 km y así fue. Salida fulgurante,
me coloqué por la parte interior para poder adelantar a la gente que iba más
despacio que yo. Jose se colocó detrás
de mí y así fuimos hasta el km 1,5 que yo me junté con un chaval del triatlón de
las Rozas y me marcó un ritmo alto.
Cuál fue mi sorpresa que el Presi
salió de trabajar pronto y se acercó para animarnos. El circuito a pie era de
5 km, con dos vueltas de 2,5 km. Pasamos por el primer giro en el tiempo
planeado. Mi nuevo compi, me marcaba un ritmo bueno pero en la subida me costaba
seguirle. Apreté los dientes porque sabía que sería una buena rueda en la bici.
Entramos juntos a la transición
de la bicicleta, con el corazón en la garganta me lo tomé con calma para
intentar bajar pulsaciones y aproveché para tomarme un gel. Un grupo de 5 duatletas
salimos juntos en el tramo de bicicleta que transcurría por las afueras de la Casa
de Campo.
Esta primera parte era muy dura y
encima llevábamos el viento en contra. Me
encontraba con mucho ánimo e intentando que no se me escapara el grupo. Salimos
por la salida norte de la Casa de Campo y fuimos en dirección a la M503. Esa
parte fue muy divertida (aunque me falta mucho control de la bici) era todo el
rato un sube y baja constante. En la bajadas se me escapaban pero cuando la
carretera se ponía cuesta arriba les cazaba en plena subida (las piernas
funcionan bien). Entramos en grupo a la Casa de Campo por la entrada de la Carretera
de Castilla y allí empezaba la subida del Cerro Garabitas (una pared sin descanso
durante más de 5 km) Me encontraba bien y como sabía que luego en las bajadas me
penalizan bastante, puse un ritmo alto y dejé atrás al grupo.
Coronamos y directamente una
bajada a tumba abierta, donde mis compis de ciclismo me cazaron y me pasaron
como balas. Sin problema, yo continuaba con mi plan establecido. Así llegamos
para hacer la segunda transición, sin duda la parte más complicada de la
carrera. Me bajé antes de cruzar la línea roja para no ser penalizado.
Mi gran
sorpresa fue que mis piernas estaban duras como una piedra, qué sensación más
mala. Pero bueno, me fui a dejar la bici y ponerme las zapas. Los primeros 500
metros parecía el niño de los playmobil ya que corría con las piernas juntas y sin doblar las rodillas.
Parecía que se me iban a subir los gemelos, pero tal y como había leído, fui
acostumbrando al cuerpo al nuevo deporte jajaja. Nada más pasar los primeros
instantes mi cuerpo volvió a su normalidad y empecé a superar gente, ya veía la
meta, mi sensación era de felicidad absoluta, vi a mi padre y a Juan. Y crucé
la línea con una gran sonrisa. Estuvimos esperando un poco al gran Jose que
hizo otro carrerón. Nada más cruzar la línea nuestro gran club fue entrevistado
por el speaker de la carrera.
Otro gran trabajo de los
KENIEINDES, un gran grupo que cada vez se está convirtiendo en otra gran
familia.
Quiero dar un 10 a la
organización pues nos hicieron sentir triatletas profesionales.
Lo había conseguido y encima con
unas sensaciones magnificas y esperanzadoras. Se nota que el trabajo está dando
sus frutos y vamos por el buen camino. Gracias a Juan (Amigo y entrenador) que esta súper
liado pero aun así saca tiempo para ponerme los entrenos, por supuesto a mi
padre que es un auténtico crack y no me olvido de Jose Keniata que aparte de
ser un jefazo es una grandísima persona. Jose ya son dos y los que nos quedan.
Aúpa el Einde y los Kenieindes.
